No se conoce a ciencia cierta el instante preciso en el que
la humanidad adquirió el hábito de embriagar su mente para escapar de lo
cotidiano, pero existen vestigios arqueológicos de hace más de 8.000 años, durante
el periodo Neolítico tardío, que nos revelan el dominio de la fermentación alcohólica de
los cereales por el ser humano, 3.000 años anterior a la elaboración del pan,
probablemente por uno de esos chamanes que se metían de todo. Tanto le gustaba
al hombre este brebaje que abandonó su
vida nómada y se dedicó al cultivo del trigo y la cebada, inventando el arado,
la rueda y el matrimonio estable. La cuna de la civilización está íntimamente
ligada a la cerveza.
Después llegó el diluvio y Noé sacrificó el camarote
destinado a los dinosauros por un cargamento
de cerveza , pues según una tabla Asiria de 2.000 A.C. la cerveza
formaba parte del cargamento del Arca. También Gilgamesh lo menciona en su poema: “Ella
estaba harta de dolor y sed de cerveza”, lo cual indica que Noé era una esponja que se lo bebía todo, como buen navegante en ausencia de ron. Lo mismo que los cruceros modernos con
excursiones y buffet libre.
El caso es que, después de 40 días de embriaguez, Noé llegó a la cima
del monte Ararat y allí soltó a todos los bichos. Haleluyah.
Los Asirios, Hititas, Caldeos, sumerios y por supuesto egipcios le
pegaron a la cerveza cosa mala.
Los primeros vestigios escritos sobre la elaboración de la
cerveza datan del 2.000 A.C. y fueron encontradas en Mesopotamia. Destaca el
Código de Hammurabi, que decretaba pena de muerte para aquel que diluyera
cerveza y el Papiro de Zosimo de
Panópolis, considerado el primer alquimista de la historia. Esta es su receta:
“Los granos germinados
de cebada y espelta se trituran en un mortero, y con su harina se logra una
pasta que se endurece con los pies en una cuba. Con esta masa se hacen los
panes de cerveza, que se hornean, quedando algo húmedos en el interior. Una vez
fríos, se parten e introducen en jarras con agua azucarada. Tras la adición de
levadura, y terminada la fermentación, se trasiega a una cuba, diluyéndose y
tamizándose varias veces la masa estrujada. El líquido final se guarda y se
almacena en cuevas frescas”
Un siglo antes de Jesucristo, Diodor Sículo escribe “Se hace
en Egipto, con cebada una bebida llamada zythum y que por lo agradable de su
color y su gusto cede muy poco al vino”.
(fiestecilla egipcia con música y cerveza)
A partir del siglo V, durante la Edad Media, la producción
de la cerveza en Europa era monopolio de la Iglesia y los monjes guardaban con
recelo su elaboración ya que la comercialización de esta suponía una fuente de
ingresos nada desdeñable. Aunque la elaboración de la cerveza era sencilla,
conseguir el sabor amargo tan distintivo y atractivo para el consumidor no lo
era. Antes del uso del lúpulo, se usaba el gruyt,
una mezcla de frutos del bosque, mirto y romero. Una vez que el lúpulo se
empezó a comercializar por toda Europa, a finales del siglo XII con la
explosión urbana, la fabricación de la cerveza llegó a las manos de muchos y
dejó de ser un producto sólo fabricado en monasterios y abadías. Una de las
ventajas del lúpulo frente al gruyt es
que el lúpulo es un buen conservante permitiendo extender los meses de consumo
de la cerveza. Este conservante y los avances técnicos en su elaboración
permitieron que la cerveza dejase de ser un producto de temporada